miércoles, 14 de abril de 2010

La memoria de las piedras

No soy Jesús, pero siempre te seguí
estático en el tiempo sin envejecer
queriendo emular a Dorian Gray.
En brazos te mantenían, cuidando tu estar
y yo vigilando tu frente
de las frías venas del lugar.

Vidrio fueron mis ojos
El tacto, la felicidad

Te ví correr y subir
bajar y también sentir
solo te nombraré en silencio
hasta que lo escrito tenga un fin.

Y brotaste como toda flor
con sus pétalos y espinas
pero te arrodillaste sola
rogandote perdón
al olvido y la inconsciencia
y te hundiste en el sendero del dolor.

Silencio fue mi grito
relámpago, comienzo al infinito

Te vi bajar hacia el fin
te vi llorar hasta morir
mientras que en la frialdad
clamé por nuestra libertad.
Seremos uno en mi memoria
hasta que decidan cuando deba dejar de jugar
con mis pensamientos.

Puedo ser menos frío de lo que pensás

y tan dulce como el gesto que acostumbras a regalar

(Caminos Alejandro, escrita en el año 2010)

Sin Alas