Takashi Komuro: ...
RM: Nos gustan los chicos que son lindos y dulces con nosotras.
TK: ¿Eso es todo?
RM: Sí, eso es todo. ¿Puede haber algo más importante?
TK: Creo que yo no cumplo ninguna de las dos. contigo! ¡Haré lo que sea para estar a tu lado! Aún si te enamoras de alguien más, de lo contrario no podré sobrevivir.
TK: No se si estar feliz o molesto. Lo que dices no tiene sentido.
(Diálogo extraído del animé Highschool of the dead, escrito por Daisuke Sato)
Mujeres, bellas mujeres. Aquellos mundos internos a los cuales son difíciles de entrar, explorar y, sobre todo, conquistar.
Ellas, que tanto supieron darle a este envase, ya sea pocas rosas y muchas espinas; más enfermedades que curas; menos soles que eclipses. Y sin embargo, él sigue ahí, yendo y viniendo, de ida y vuelta, buscando su flor. Porque las mujeres son flores.
La primer flor no quiso entenderlo y, sin siquiera dar su brote más colorido como bello, prefirió incinerarse con aceite a crecer con agua. Un corte, algunos años bajo el fuego y jamás supo decir adiós. La indiferencia al corazón.
La segunda, un narciso, fue tan lejos que terminó por cruzar el umbral del averno y se perdió en los rincones más oscuros del infierno. El odio y el rencor al poder por sobre el perdón, gracias a la negligencia y el pecado de la soberbia.
La tercera, y acaso la más bella, pero a su vez la más terca, fue con la que más desangró. Y no importaba cuanto intentara por tomarla o acariciarla, esas espinas terminaban por herirlo más y más. Hasta que ese pimpollo se desvaneció y se perdió en los desiertos de la incertidumbre. Y fue ahí cuando él despertó del letargo que le impuso aquella ilusión hecha belleza. La tristeza de la semilla no correspondida y la sentencia a un coma emocional.
Luego de aventurarse hacia un viaje de ida y navegar por un mar de lágrimas con barcos cargados de sombras, logró cruzar el horizonte y se embarcó hacia la aventura más peligrosa, con la misión más difícil de su vida: enfrentarse y vencerse a sí mismo. Él se esperaba y sabía que algún día debía tener cara a cara su reflejo...
"Lo que no mata, fortalece" suelen decir estos simples mortales de encantamientos fáciles.
El dilema está en cuanto estan dispuestos a sufrir para reforzarse y así abrir la puerta hacia ese misterioso espejismo.
Encontrar el conjuro que logre descubrir la entrada hacia el mundo interior casi inconquistable que representa una de las flores más bellas de la naturaleza: La mujer.
Esos serán tus sentires, tibio humano de encantamientos fáciles, pero no los míos.
Desde el encierro de la libertad, a cada segundo que transcurre los entiendo menos y los analizo más. ¿No alardeaste de un viaje de IDA? ¿Por qué te rebajás a herirte las rodillas en súplicas encubiertas? ¿Cuánto puede soportar tu carga emocional?
Será cuestión de tiempo nada más para que el rayo caiga sobre tus límites y puedas dejarme abrir los ojos de una vez y para siemrpe.
Sin embargo, debo advertirte que me siento más acotado y por ende tiendo a perder la paciencia. No querrás llegar a tanto.
Tu batalla todavía no terminó. La guerra aún no comenzó. Recuérdalo.
Nunca tuyo, siempre presente.
Sin Alas
Ellas, que tanto supieron darle a este envase, ya sea pocas rosas y muchas espinas; más enfermedades que curas; menos soles que eclipses. Y sin embargo, él sigue ahí, yendo y viniendo, de ida y vuelta, buscando su flor. Porque las mujeres son flores.
La primer flor no quiso entenderlo y, sin siquiera dar su brote más colorido como bello, prefirió incinerarse con aceite a crecer con agua. Un corte, algunos años bajo el fuego y jamás supo decir adiós. La indiferencia al corazón.
La segunda, un narciso, fue tan lejos que terminó por cruzar el umbral del averno y se perdió en los rincones más oscuros del infierno. El odio y el rencor al poder por sobre el perdón, gracias a la negligencia y el pecado de la soberbia.
La tercera, y acaso la más bella, pero a su vez la más terca, fue con la que más desangró. Y no importaba cuanto intentara por tomarla o acariciarla, esas espinas terminaban por herirlo más y más. Hasta que ese pimpollo se desvaneció y se perdió en los desiertos de la incertidumbre. Y fue ahí cuando él despertó del letargo que le impuso aquella ilusión hecha belleza. La tristeza de la semilla no correspondida y la sentencia a un coma emocional.
Luego de aventurarse hacia un viaje de ida y navegar por un mar de lágrimas con barcos cargados de sombras, logró cruzar el horizonte y se embarcó hacia la aventura más peligrosa, con la misión más difícil de su vida: enfrentarse y vencerse a sí mismo. Él se esperaba y sabía que algún día debía tener cara a cara su reflejo...
"Lo que no mata, fortalece" suelen decir estos simples mortales de encantamientos fáciles.
El dilema está en cuanto estan dispuestos a sufrir para reforzarse y así abrir la puerta hacia ese misterioso espejismo.
Encontrar el conjuro que logre descubrir la entrada hacia el mundo interior casi inconquistable que representa una de las flores más bellas de la naturaleza: La mujer.
Esos serán tus sentires, tibio humano de encantamientos fáciles, pero no los míos.
Desde el encierro de la libertad, a cada segundo que transcurre los entiendo menos y los analizo más. ¿No alardeaste de un viaje de IDA? ¿Por qué te rebajás a herirte las rodillas en súplicas encubiertas? ¿Cuánto puede soportar tu carga emocional?
Será cuestión de tiempo nada más para que el rayo caiga sobre tus límites y puedas dejarme abrir los ojos de una vez y para siemrpe.
Sin embargo, debo advertirte que me siento más acotado y por ende tiendo a perder la paciencia. No querrás llegar a tanto.
Tu batalla todavía no terminó. La guerra aún no comenzó. Recuérdalo.
Nunca tuyo, siempre presente.
Sin Alas